He encontrado una pequeñas fórmulas que conducen al éxito, considerando éste como resultado, no como una meta. El éxito debe ser una jornada, no un destino;
una de las muchas etapas de la vida... no la última.
Primera: Hacer lo que nos agrada. Si haces lo que amas es más probable que el éxito te aguarde.
Emprende tareas de tu gusto, que se adapten a tu forma de ser, a tu personalidad. Analiza tu verdadera vocación. Si un empleo te disgusta, ¡mándalo a volar a las primeras de cambio! Nada hay más frustrante y contrario al éxito que trabajar con desamor, realizando lo que nos incomoda.
Segunda: Perseverar. El éxito es resultado de la perseverancia, la dedicación... el esfuerzo; ¡jamás llega por casualidad! Los que están prestos y aprovechan la oportunidad cuando se presenta, es porque han empleado muchas horas preparándose... ¡son los triunfadores!
Tercera: Ser bien hechos. Todo lo que realices, ¡hazlo bien!, hasta las cosas aparentemente minúsculas y sin importancia. Así conformarás tu propio estilo, tu particular manera de ser... ¡alcanzarás el éxito en todo lo que emprendas!
Cuarta: Soñar con los pies anclados en la tierra. Ten confianza en ti mismo y fíjate metas cada vez más altas... pero realistas. Sueña y trata de materializar tus sueños.. por grandes que parezcan.
Si perseveras y trabajas constantemente en la dirección de tus anhelos... ¡el éxito llegará a tus manos de manera insensible!
No hay comentarios:
Publicar un comentario